Conclusiones a voz de pronto…

El oficio de reportero no nos deleita con saborear las mieles del éxito; hay que trabajar, y mucho. Dice Kapuscinski que en nuestra profesión,” más que volvernos cínicos o fríos, el tiempo nos hace más sensibles y vulnerables por las tragedias testimoniadas”.
Y, en contra, de la transformación del periodismo en una “vocación” de masas, el Maestro-permitidme que le llame así-defiende la sabiduría frente al rápido fluir de conceptos, imágenes…que, tan sólo, embotan nuestras mentes. Hacerse sabios, leer, ampliar conocimientos a otros campos, aunque estos no nos resulten muy atractivos; en definitiva, no perder nunca de vista la educación y la modestia que nos permite seguir siendo periodistas.

El oficio de reportero no nos deleita con saborear las mieles del éxito; hay que trabajar, y mucho. Dice Kapuscinski que en nuestra profesión,” más que volvernos cínicos o fríos, el tiempo nos hace más sensibles y vulnerables por las tragedias testimoniadas”.
Y, en contra, de la transformación del periodismo en una “vocación” de masas, el Maestro-permitidme que le llame así-defiende la sabiduría frente al rápido fluir de conceptos, imágenes…que, tan sólo, embotan nuestras mentes. Hacerse sabios, leer, ampliar conocimientos a otros campos, aunque estos no nos resulten muy atractivos; en definitiva, no perder nunca de vista la educación y la modestia que nos permite seguir siendo periodistas.
Ryszard Kapuscinski, el mejor reportero del mundo, ha desarrollado a lo largo de toda su vida una estilo propio de ser periodista, de escuchar a quién habla volcándose en el Otro, su motor existencial y profesional. Según Ramón Lobo, periodista de El País,” ése es su sello: situar al ser humano real con sus desdichas e ilusiones en el centro de la narración y que sea él quien nos cuente el mundo”.
Sus vivencias de la II Guerra Mundial, en su Polonia natal, así como sus experiencias en el África en proceso de descolonización, han forjado a un maestro de maestros, un verdadero periodista-humanista, de los que ya, desgraciadamente, no se encuentran fácilmente.
Igualarle, imposible; seguirle, una buena opción.
Igualarle, imposible; seguirle, una buena opción.

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