Desiertos acordes;Orfeo indecente.
Deseos incestos planean la muerte,
delirio y venganza deliran sin suerte por
caminos sesgados donde se hacina la gente...
INDIA...
Los estridentes bocinazos de los coches, rickshaws y camiones que inundan los caminos de la India, como las lluvias del monzón transforman áridas tierras en verdes prados, no dejaron de rugir en ningún momento de nuestro viaje por tierras “sagradas”.
El incandescente calor y el asfixiante olor a fermentación propio de los trópicos fueron nuestros inseparables compañeros de aventura. India...
Sus gentes emanan una amabilidad y una delicadeza natural, propia de aquellos que sienten su medio circundante, no como un vestigio en ruinas, sino como parte intrínseca de sí mismos. La admiración y el respeto, que de repente sientes hacia ellos, emana de una forma sobrenatural, pero sin duda alguna, merecida.India...
A lo largo de este viaje; indescriptible; la indignación, la repulsión y la compasión te insuflan constantemente una mezcla híbrida de desasosiego y ánimo. Al salir de España nunca imaginé lo que iba a ver, nunca.
Llegamos a Sonrisas de Bombay cerca de las dos y media de la tarde desde el aeropuerto de Mumbai hasta Vasai .
El camino atravesaba la superpoblada urbe e, inevitablemente, hacía caso omiso de los invitados de, ese ,“el camino”, hacinados a cada lado de la estrepitosa senda. Tardamos poco más de una hora y media. Vasai East fue el destino final.
Un carismática Belén, la responsable del Departamento de Visitas de Sonrisas de Bombay, nos recibió con un efusivo saludo. Sus ojos me indicaban que algo bueno nos iba a suceder. Y en efecto, tras dejar los bártulos en la casa de visitas, mis sospechas se hacían realidad.
Karuna era el nombre diametralmente opuesto al nombre de la India que ya había conocido .Todas las niñas y niños nos recibieron mucho mejor de lo que yo los hubiera recibido. Simpáticos y calurosos cánticos y bailes, sonrisas interminables…me sentía saciado.
Al día siguiente fuimos a ver el proyecto que Sonrisas de Bombay tiene en Thane. Un colegio repleto de sonrisas, de futuros, de sueños… Podría contar muchísimo más, pero me pertenece.
Sonrisas de Bombay fue la luz en la tupida, oscura y desierta India que mis ojos resignados, se atrevieron a observar.
Si alguien quiere encontrar infinitud, India es el lugar.No lo dudes y colabora, es cierto que a través del amor, Sonrisas de Bombay, dibuja sonrisas.
¡Muchas Gracias! Un abrazo.